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miércoles, 31 de marzo de 2010

Locura

Después de seis años de carrera en la universidad me decidí por la psiquiatría, no estaba segura, pero era lo que más me convencía de todo. La idea de ayudar a personas a volver al mundo real, me gustaba.
Gracias a mi expediente, todos los psiquiátricos del país querían contratarme, pero me decidí por dark lake, el psiquiátrico fundado por uno de los mejores médicos.
Llegué a aquel hospital, hablé con el director, estaba impresionado conmigo, por lo que decidió asignarme una paciente que para ellos era casi imposible, no habían logrado ningún progreso con ella.
Me enseñó todo el hospital, era muy grande, y me explicaba que le pasaba a cada paciente. Solo faltaba una zona de el hospital, las habitaciones de máxima seguridad. Tenían una puerta metálica, desde la que solo se podía ver el interior a través de una pequeña rendija con un cristal, y que tenía un cristal muy grande en una de las paredes que daba o otra habitación desde la que se podía observar el comportamiento de la paciente, además estaba bajo vigilancia de cámaras todo el día. Todas las habitaciones de máxima seguridad estaban vacías, excepto una.
Entramos en la habitación de al lado, desde la que se puede mirar a través del cristal. Al otro lado, una mujer, pelirroja, con la mirada en el suelo, el cuerpo rígido como una estatua, y sin moverse. Miré al doctor con cara de duda. Volví a mirar al cristal, pero esta vez la mujer ya no miraba al suelo, miraba al cristal, era como si supiese que estábamos allí.
-Asusta, verdad?
-eh... que...- todavía estaba sorprendido por lo que había visto.
-ingresó aquí con alucinaciones y un trastorno obsesivo compulsivo. Desde entonces siempre hace lo mismo. Por la mañana se levanta, se pone de pie y mira el suelo. Por la tarde levanta la cabeza y mira fijamente a este cristal y por la noche se acuesta y duerme.
Mire con cara extraña al doctor y pude observar en el un gesto de complicidad.
- se lo que te estás preguntando, como una mujer que ingresa por trastorno obsesivo compulsivo y por alucinaciones está en una celda de máxima seguridad. No está aquí por las razones por las que ingresó, está aquí por lo que hizo. Mató a su marido y a sus hijos, los despellejó, los quemó y guardó sus cenizas, le dijo a la policía que su marido se había escapado con los niños, y nadie sospechó de ella. En el momento en el que la descubrieron, sufrió un sock y quedó así.
Yo seguía con la boca abierta de la sorpresa que me había llevado por todo esto.
- esta será tu paciente.
Eso fue lo que más me sorprendió, que me dieran a mi una paciente a la que ellos consideraban como imposible y que además era peligrosa. Una parte de mi me decía que no aceptara.
-cuando puedo empezar?
-hoy mismo, si no tiene inconveniente.
Pasé dos semana en la habitación del cristal, observando el comportamiento de mi paciente y elaborando una terapia.
Un día me decidí a entrar. Me dirigí a la puerta, con dos de seguridad en la entrada, eso me tranquilizaba un poco, pero seguía muy nervioso. Traté de calmarme y entré.
Estaba mirando al suelo, ni siquiera se inmutó cuando entré.
-hola, me llamo thomas, pero me llaman tom. y tu como te llamas?
Silencio. No me sorprendió, ya sabía que no me respondería, y además ya sabía su nombre, un nombre que nunca olvidaré, Elisabeth Kent.
-ah, ya entiendo, tienes vergüenza porque no me conoces. No seas tímida, habla algo.
Sabía que no funcionaría. Justo en ese momento levantó la cabeza y me miró fijamente. Me moví lentamente hacía un lado. Ella seguí con la vista fija en el mismo punto. Decidí que era el momento de irme, no podía estar ni un momento más en esa celda, tenía miedo.
Salí de esa celda y me fuí a mi cuarto. No podía olvidar esa imagen, sus ojos mirándome fijamente. Entré en el baño y abrí el agua fría. Necesitaba una ducha de agua fría. Me metí en la bañera con ropa, estaba como es sock. Cerré la cortina, y me senté en la bañera. Me quedé quieto, sin decir ni una sola palabra más de media hora. Desperté de mi sock en el momento en el que escuché como se abría la puerta de mi cuarto. Me quedé quieto, como podía ser que se abriera, había fechado con llave, y nadie tenía una copia. Se abrió la puerta del baño, el miedo recorría mi cuerpo. Me decidí a descorrer la cortina. Estiré mi mano, y lentamente moví la cortina y asomé mi cabeza para ver lo que había al otro lado.
-e...e...elisa...beth.
-que le pasa doctor, tiene vergüenza?

1 comentarios:

Mapita:)*! dijo...

aa esta si me dio miedo D:!!
aaahhxD!
jajaja
encerioxD!!
o.O
espero qe subas pronto otroXD!
me gustan las historiasxD(K)
cudiate nos vemos^^

Mapita^^