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domingo, 16 de mayo de 2010

a piece of reality

Death is chasing you stealthy but you can't see.
Death whisper to your soul but you can't hear.
Until you die.
Don't believe in gods, don't believe in demons, just believe in death.
La muerte te persigue sigilosa pero tu no puedes verla.
La muerte te susurra el alma pero no puedes oírla.
Hasta que mueras.
No creas en dioses, no creas en demonios, solo cree en la muerte.

Kerli - walking on air

there's a little creepy house in a little place
hay una casa un poco espeluznante en un pequeño lugar
little creppy town in a little creppy world
una casa un poco escalofriante en un escalofriante mundo
little creppy girl with her little creppy face
una niña escalofriante con su escalofriante cara
saying funny thing that you had never heard
diciendo cosas divertidas que nunca habías escuchado


do you know what is all about
sabes lo que tiene que ver
are you brave enough to figure out
eres lo suficiente valiente para descifrarlo
know that you could see your world on fire
sabes que pudiste ver tu mundo en llamas
if you are strong enough to live your doubts
si eres lo suficientemente fuerte para dejar tus dudas

feal it
sientelo
breath it
repiralo
believe it and you'll be walking on air
creelo y andarás por el aire
go try
prueba
go fly so high and you'll be waling on air
vuela tan alto y andaras por el aire
you feel this unless you kill this
lo sientes a menos que lo mates
go on and you're forgiven
continua y estarás perdonado
i knew that i could feel that
sabía que podía sentirlo
i feel like i'm walking on air
me siento como si estuviera andando en el aire
yeah

she has a little creppy cat and a little creppy bat
tiene un escalofriante gato y un escalofriante murcielago
little rocking chair and an old blue hat
pequeña mecedora y un viejo gorro azul
that little creppy girl
esa escalofriante niña
oh
she loves to sing
le encanta cantar
she has little gift
tiene un pequeño regalo
an amazing thing
una cosa asombrosa

whit her little funny eyes of hazel
con sus pequeños ojos de avellana
whit her little funny old blue hat she will go and set the world on fire
con su algo divertido gorro azul ella irá y consumirá el mundo en llamas
no one ever thought she could do that
nadie pensó nunca que ella pudiera hacer eso

flitter up
suben revoloteando
and hover down
y bajan flotando
be all around
estate alrededor
be all around

you know that i love you
sabes que te quiero
go on
continua

i am waling on air
estoy andando en el aire

sábado, 17 de abril de 2010

El sanatorio de agramonte parte 1

Hace muchos años este lugar era de gran lujo, habitado por un señor muy rico. Llegó la guerra civil, y este lugar fue asaltado. Permaneció abandonado durante muchos años hasta que Franco lo reabrió transformándolo en un centro para enfermos de tuberculosis. Años más tarde el centro pasó a manos de las hermanas de la caridad, por lo que en su mayoría los pacientes eran mujeres, pero con el tiempo también hubo hombres. Durante el tiempo que el sanatorio estuvo en funcionamiento, mujeres, hombres y niños morían en medio de una agonía terrible. Tan grande fue el número de muertos, que hubo que improvisar un cementerio al lado del hospital.
Hoy en día es objeto de romería por parte de aficionados al esoterismo, investigadores parapsicológicos o cazadores de voces en busca de registros psicofónicos, yo no podía ser menos, así que decidí ir.
Siempre me gustó visitar lugares a los que llaman "encantados", ya que soy muy escéptica, y muchas son las veces que he desmentido que un lugar estuviera encantado. Había muchas fotos y grabaciones de ese lugar. Algunos habían asegurado haber escuchado voces, unos decían " fuera de aquí" y otros repetían una y otra vez "porque estoy aquí". Me costaba creer eso, así que decidí ir a investigarlo. Siempre que alguien quiere que haya un fantasma lo primero que dice es que le dijo "fuera de aquí", a lo mejor todos los fantasmas se
pusieron de acuerdo para decir lo mismo.
Dicen que el mejor momento para ver fantasmas es la noche. Así que esperé a que todos los que visitaban aquel lugar se fueran y comencé mi investigación.


lunes, 5 de abril de 2010

Falsas apariencias

Hacía ya un año que mis padres se habían separado, y desde entonces mi madre no había estado con ningún hombre, hasta que llegó Joseph. Era atento, ayudaba a mi madre en casa, era cariñoso y... tenía una hija, Sara.

Después de un año, mi madre y Joseph decidieron irse a vivir juntos. Tenían incluso la fecha de la boda. Fue en ese momento en el que conocí a Sara.
Entró por la puerta sin decir nada. La llevé al que iba a ser su cuarto, y traté de que dijera algo, pero... no dijo nada. Era algo imposible, así que decidí dejarla sola para que disfrutara del momento de conocer el lugar donde iba a vivir a partir de ahora. Sin decir nada abrí la puerta para salir de la habitación, ya casi estaba en el pasillo cuando dijo:
-no te hagas ilusiones, no nos quedaremos mucho tiempo.
-porqué lo dices, si nuestros padres se van a casar, lo lógico es que se vayan a vivir juntos, no?
-no se casarán.
-a que te refieres?
- mi padre siempre hace lo mismo, encuentra a una mujer, la enamora y luego la abandona, por eso yo prefiero no cogerle cariño a las novias de mi padre... o a sus hijos.
Estaba claro que esa frase iba para mi, pero aún así traté de ser parecer amistosa, aunque tuviera ganas de ahorcarla.
-eso pudo haber sido en el pasado, pero esta vez no pasará.
-tan segura estás?
-si
-pues, allá tu.
Esa fue una de las pocas veces que hablé con ella. Siempre que quería decirle algo, me evitaba. Era muy callada, apenas hablaba con nadie.
Pasó el tiempo y nuestros padres siguieron haciendo preparativos para la boda, que cada vez estaba más cerca, y yo les ayudaba en todo lo que podía, a diferencia de Sara, parecía como que no le importase nada acerca de la boda.
Quedaban pocas semanas para la boda, así que mi madre decidió llevar a Sara a probar su vestido para la boda, yo preferí quedarme en casa, no me gustaba mucho ir de compras. Joseph estaba trabajando, así que estaba sola en casa. Estuve un rato en el ordenador y después me aburrí. Empecé a dar vueltas por toda la casa, pensando en tonterías, hasta que sin darme cuenta acabé delante de la puerta de la habitación de Sara. Sentí curiosidad, quería entrar, ver como tenía su habitación, ya que no había vuelto a entrar desde el día en que llegó.
Abrí la puerta despacio, y entré. Todo estaba tal y como siempre, excepto una cosa. La puerta del armario estaba abierta. La curiosidad me comía por dentro, no podía resistirme a mirar dentro. Era un poco cotilla, en realidad bastante cotilla.
Me acerqué. La maleta de Sara estaba llena de ropa, como si pensara irse a algún lado, o como di ya supiese que su padre abandonaría a mi madre y ya tenía las maletas preparadas para marcharse. Cada vez sentía más curiosidad, así que decidí ver lo que había en su maleta. Ropa, zapatos y un álbum de fotos. Lo abrí despacio. Todas las fotos estaban acompañadas de una descripción al lado. Las fui viendo una a una, en la montaña, en la playa, los dos, Sara y Joseph. Joseph siempre salía sonriendo, pero Sara siempre con esa cara de seriedad.
Seguí pasando las páginas, hasta que llegué a la mitad del álbum. A partir de la mitad el álbum cambiaba. En cada página la foto de una mujer, y en algunas acompañada de una niña o un niño, o una chica o un chico, con la descripción que acompañaba a cada foto.
Rosa fernandez: Mallorca, españa. 35 años, divorciada, dos hijos, niño y niña de 7 y 10 años. 3 meses. 3 puñaladas.
Marie Boureaux: nantes, francia. 39 años, viuda, sin hijos. 1 año. Caída desde un cuarto piso.
Kate Jackson: Londres, Reino Unido. 34 años, divorciada, una hija de 14 años, 8 meses. Asfixiada.
Pude contar hasta 12 mujeres, todas muertas. Parecían tan felices en las fotos. Joseph... el hombre en el que tanto confiábamos era un asesino en serie, y su hija... guardaba el secreto... guardaba en el álbum las fotos de todas las mujeres asesinadas por su padre. Llegué a la última página, y el álbum se me calló de las manos.
Sandra Iglesias: Galicia, España. 38 años. Divorciada, una hija de 15 años. ? meses. ?.
Y debajo anotado en lápiz... "no durarán mucho"...
Volví a dejar todo donde estaba, tal y como estaba. Me levanté y me fuí al piso de abajo a esperar a que llegarán.
El tiempo pasaba. Ya eran las nueve y todavía no habían vuelto, estaban tardando mucho. Estaba decidida a contarle todo a mi madre en cuanto volvieran. Empecé a dar vueltas por el vestíbulo, inquieta. Cogí el móvil y llamé a mi madre, no cogía. Me senté en el sofá, levantándome cada poco rato a mirar por la ventana si habían llegado. El más mínimo ruido que escuchara fuera me hacía pensar que eran ellas. Y de repente sonó mi móvil. Corrí a cogerlo, era Joseph, apenas podía hablar, mi madre y Sara habían tenido un accidente, estaban en el hospital. Salí corriendo de casa, llamé al timbre de la vecina y le pedí que me llevara al hospital. Llegué y empecé a correr hasta la recepción para preguntar por mi madre, justo en ese momento alguien me cogió por el brazo y tiró de mí.
- tu madre quiere verte. -era Joseph.
-suéltame, no me toques.
Empecé a correr y pude escuchar como gritaba Joseph.
- HABITACIÓN 358.
Subí por las escaleras corriendo hasta el tercer piso, llegué hasta la habitación y entré corriendo. Mi madre y Sara estaban tumbadas en una camilla. El médico estaba con ellas.
-estan bien?
-si. afortunadamente no ha sido para tanto, mañana se pueden ir a casa. Es un milagro que estén vivas.
Corrí a abrazar a mi madre. Estaba dormida. La habían dormido con calmantes, por culpa de que estaba demasiado nerviosa y necesitaba descansar. Sara también estaba dormida.
Pobrecita, todo lo que tuvo que pasar con un padre como ese.
Pasé horas allí. Salí de la habitación para ir al baño. Estaba en el baño con cara de sueño cuando entonces recordé lo que ponía en el álbum, "no durarán mucho". Comencé a correr hacia la habitación, abrí la puerta de golpe y grité:
-NO LO HAGAS JOSEPH, NO MATES A MI MADRE.
Al lado de mi madre no estaba Joseph, sino Sara, con un visturí en el cuello de mi madre. Entonces lo entendí todo, no era Joseph... era Sara.
-TÚ. Así que fuiste tú. tú mataste a todas las anteriores novias de tu padre. Y ahora intentas matar a mi madre.
-que lista. JAJAJAJA. Pensé que tardarías más en darte cuenta de lo que pasaba. Te he infravalorado. Es una pena, ahora tendré que matarte a ti también.
De un salto me abalancé sobre ella. Intenté quitarle el visturí de la mano. Forcejeamos. Caímos al suelo y seguimos peleando. La puerta se abrió de repente y entró Joseph.
-no, Sara, no. No me hagas esto otra vez.
Sara miró a su padre y luego me miró a mi, sonrió y entonces sentí un fuerte dolor en el pecho y todo se volvió negro. Dejé de sentir dolor... dejé de respirar... dejé de sentir... mi corazón dejó de latir...







sábado, 3 de abril de 2010

Polybius

Aún recuerdo aquel día como si fuera hoy, aunque hayan pasado mucho años, lo recuerdo perfectamente, el suceso más traumático y más doloroso de toda mi vida.
El 5 de octubre de 1981, era el cumpleaños de mi hermana Sophie, así que decidimos salir a dar una vuelta. Nuestros novios nos esperaban en la sala de juegos del centro comercial. Había gente que llevaba días haciendo cola para probar un nuevo videojuego, el polybius. Lo que más llamaba la atención de aquel videojuego eran los brillantes colores que tenía, que para aquella época era algo muy novedoso.
Cuando por fin fue nuestro turno de probar el videojuego, el novio de mi hermana le dejó jugar a ella, según dijo él, como regalo de cumpleaños. Jugó durante horas, y nos dejaba jugar a nosotros, era como si estuviera enganchada, la gente protestaba porque solo jugaba ella. Nos cansamos de esperar por ella, la cogimos de un brazo y nos la llevamos a casa. Por el camino no dejaba de repetir lo alucinante que era aquel juego, algo que nos fastidiaba ya que no habíamos podido probarlo. Irradiaba felicidad, parecía una niña pequeña dando saltos por el medio de la carretera. Esa fue la última vez que la vi sonreír.
Con el paso de los días el comportamiento de mi hermana cambió. Ya no sonreía como solía hacer, bajó su rendimiendo escolar, apenas hablaba y había dejado a su novio. Llevaba tres días sin salir de su habitación, no quería comer, no quería salir de su mundo, era como si se encerrase en si misma. Mis padres no sabían que hacer.
Una noche, mis padres decidieron salir a dar una vuelta y me dejaron a mí a cargo de mi hermana. Todo transcurrió con normalidad, hasta que comencé a escuchar sonidos extraños que venían de la habitación de Sophie, eran como susurros, y repetía una y otra vez las mismas palabras: "mátate", "no pienses", "confórmate", "no cuestiones la autoridad", "ríndete"...
Camine despacio hacia su habitación, abrí la puerta lentamente y entré. Sophie estaba en el suelo sentada, balanceándose, repitiendo las mismas palabras todo el rato.
-sophie...
-mátate... no pienses.. confórmate...
-sophie, estás bien?
-no cuestiones la autoridad... ríndete..
-que te pasa?, me estás asustando.
-mátate... no pienses... confórmate... no cuestiones la autoridad... RINDETE....
Su voz sonaba muy profunda. Di dos pasos hacia ella y pude ver lo que tenía en las manos.
-sophie, que haces con la pistola de papá? eso no es un juego.
-mátate... no pienses... confórmate.... no cuestiones la autoridad... RINDETE...
-sophie, dame la pistola, confía en mí, dámela.
Levantó la cabeza, me miró y se puso de pie. Comenzó a juguetear con la pistola en sus manos.
-sophie... me estás asustando...
Comencé a llorar, de desesperación y de miedo pensando que mi hermana se podría llegar a matar.
-sophie... para por favor... si esto es algún tipo de broma no tiene gracia.
Seguía sin hacer caso, jugueteando con la pistola y repitiendo esas palabras una... y otra... y otra vez.
-porqué haces esto...?
Cogió la pistola... se la puso en la cabeza...
- Polybius...
...y apretó el gatillo...

miércoles, 31 de marzo de 2010

Locura

Después de seis años de carrera en la universidad me decidí por la psiquiatría, no estaba segura, pero era lo que más me convencía de todo. La idea de ayudar a personas a volver al mundo real, me gustaba.
Gracias a mi expediente, todos los psiquiátricos del país querían contratarme, pero me decidí por dark lake, el psiquiátrico fundado por uno de los mejores médicos.
Llegué a aquel hospital, hablé con el director, estaba impresionado conmigo, por lo que decidió asignarme una paciente que para ellos era casi imposible, no habían logrado ningún progreso con ella.
Me enseñó todo el hospital, era muy grande, y me explicaba que le pasaba a cada paciente. Solo faltaba una zona de el hospital, las habitaciones de máxima seguridad. Tenían una puerta metálica, desde la que solo se podía ver el interior a través de una pequeña rendija con un cristal, y que tenía un cristal muy grande en una de las paredes que daba o otra habitación desde la que se podía observar el comportamiento de la paciente, además estaba bajo vigilancia de cámaras todo el día. Todas las habitaciones de máxima seguridad estaban vacías, excepto una.
Entramos en la habitación de al lado, desde la que se puede mirar a través del cristal. Al otro lado, una mujer, pelirroja, con la mirada en el suelo, el cuerpo rígido como una estatua, y sin moverse. Miré al doctor con cara de duda. Volví a mirar al cristal, pero esta vez la mujer ya no miraba al suelo, miraba al cristal, era como si supiese que estábamos allí.
-Asusta, verdad?
-eh... que...- todavía estaba sorprendido por lo que había visto.
-ingresó aquí con alucinaciones y un trastorno obsesivo compulsivo. Desde entonces siempre hace lo mismo. Por la mañana se levanta, se pone de pie y mira el suelo. Por la tarde levanta la cabeza y mira fijamente a este cristal y por la noche se acuesta y duerme.
Mire con cara extraña al doctor y pude observar en el un gesto de complicidad.
- se lo que te estás preguntando, como una mujer que ingresa por trastorno obsesivo compulsivo y por alucinaciones está en una celda de máxima seguridad. No está aquí por las razones por las que ingresó, está aquí por lo que hizo. Mató a su marido y a sus hijos, los despellejó, los quemó y guardó sus cenizas, le dijo a la policía que su marido se había escapado con los niños, y nadie sospechó de ella. En el momento en el que la descubrieron, sufrió un sock y quedó así.
Yo seguía con la boca abierta de la sorpresa que me había llevado por todo esto.
- esta será tu paciente.
Eso fue lo que más me sorprendió, que me dieran a mi una paciente a la que ellos consideraban como imposible y que además era peligrosa. Una parte de mi me decía que no aceptara.
-cuando puedo empezar?
-hoy mismo, si no tiene inconveniente.
Pasé dos semana en la habitación del cristal, observando el comportamiento de mi paciente y elaborando una terapia.
Un día me decidí a entrar. Me dirigí a la puerta, con dos de seguridad en la entrada, eso me tranquilizaba un poco, pero seguía muy nervioso. Traté de calmarme y entré.
Estaba mirando al suelo, ni siquiera se inmutó cuando entré.
-hola, me llamo thomas, pero me llaman tom. y tu como te llamas?
Silencio. No me sorprendió, ya sabía que no me respondería, y además ya sabía su nombre, un nombre que nunca olvidaré, Elisabeth Kent.
-ah, ya entiendo, tienes vergüenza porque no me conoces. No seas tímida, habla algo.
Sabía que no funcionaría. Justo en ese momento levantó la cabeza y me miró fijamente. Me moví lentamente hacía un lado. Ella seguí con la vista fija en el mismo punto. Decidí que era el momento de irme, no podía estar ni un momento más en esa celda, tenía miedo.
Salí de esa celda y me fuí a mi cuarto. No podía olvidar esa imagen, sus ojos mirándome fijamente. Entré en el baño y abrí el agua fría. Necesitaba una ducha de agua fría. Me metí en la bañera con ropa, estaba como es sock. Cerré la cortina, y me senté en la bañera. Me quedé quieto, sin decir ni una sola palabra más de media hora. Desperté de mi sock en el momento en el que escuché como se abría la puerta de mi cuarto. Me quedé quieto, como podía ser que se abriera, había fechado con llave, y nadie tenía una copia. Se abrió la puerta del baño, el miedo recorría mi cuerpo. Me decidí a descorrer la cortina. Estiré mi mano, y lentamente moví la cortina y asomé mi cabeza para ver lo que había al otro lado.
-e...e...elisa...beth.
-que le pasa doctor, tiene vergüenza?

domingo, 28 de marzo de 2010

Lo prometido es deuda

No hay ni una persona en el mundo que no haya deseado en algún momento volver atrás en el tiempo. Cuando somos pequeños deseamos que no nos castiguen por lo que hicimos; de adolescentes deseamos volver atrás en el tiempo para haber estudiado para un examen o simplemente por algo que hiciste mal, pero cuando te haces mayor, deseas arreglar todo lo que haces mal.
Yo deseé muchas veces no haber dicho lo que dije, pero luego me paro a pensar y digo, que hubiera pasado si no lo hubiera dicho, todo sería diferente, pero sería mejor o peor, no se puede saber. Pero nada puede ser peor que lo que me pasó a mi.

Era ya mi sexto mes de prácticas en el hospital. Estaba en la planta 4, cuidando a los señores mayores, la mayoría porque se cayeron y rompieron una cadera o un pie, luego están los enfermos terminales, nunca me gustaron esas habitaciones, siempre son tristes. Bueno, estuve cinco meses en esa planta, pero como veían que mi trabajo era muy bueno, decidieron pasarme a la planta 3, pediatría. Lo que más me gusta de esta planta es que aunque estéan muy enfermos, siempre tiene esa sonrisa en la cara, una cara llena de esperanza, esperanza por curarse. Pero no todos eran así.
Al poco tiempo de estar en esa planta, llegó un niño, lo llevaron a la habitación 333, la peor habitación de la planta y del hospital, no estaba en mal estado, pero siempre hacia mucho calor, en cualquier época del año. En invierno, cuando encendían la calefacción, te morías de calor, y en verano hacía mucha calor debido a que no tenía aire acondicionado.
Me asignaron esa habitación. Era una habitación individual. Recuerdo la primera vez que entré en esa habitación y vi al niño. Su cara, lo decía todo, no era como los demás niños, no tenía una sonrisa en su cara, todo lo que podías ver era el terror y el miedo en su cara. Terror, miedo, a qué, tal vez a la muerte. Era demasiado pequeño como para pensar en esas cosas, aunque tuvieran que operarlo de un tumor, no debería tener esa cara.
Estuve con él una semana, mientras le hacían pruebas para la operación. Yo le daba la morfina para aliviar su dolor, yo fui la que consiguió que sonriera una o dos veces.
Rápidamente llegó el día de la operación. Estaba en la recepción cuando llegó su madre pidiéndome que fuera un momento al lado de su hijo, que quería verme, decirme algo. Sin dudarlo ni un momento me levante y me fui hacía la habitación 333. No sabía porqué pero le había cogido un cariño especial a ese niño.
Todo estaba como en penumbra. Me senté en el sillón a su lado y me cogió de la mano.
-tengo miedo.
-porque?, no debes tener miedo. Muchas personas se hacen operaciones de este tipo y no les pasó nada.
-pero, y si a mi sí me pasa algo. Tengo miedo a morirme.
- no digas eso, nadie se va a morir. Todo va a ir bien.
-Me lo prometes?
No sabía que decir, que hacer, como le prometes a un niño que se tiene que operar de un tumor cerebral que todo va a salir bien si no crees realmente que todo va a ir bien.
-te lo prometo.
Ese fue uno de los errores más grandes de mi vida. Hagáis lo que hagáis con vuestras vidas, NUNCA, NUNCA, le digáis a un niño, prometo que todo va a salir bien, porque lo prometido es deuda, y las deudas se pagan...

sábado, 27 de marzo de 2010

conversaciones muertas parte 3

Sentí Sentí un escalofrío en mis piernas y mis brazos. Tanto se erizó el vello que me
dolió. ¿Cómo se podía calificar a una de “cielo” para luego decirle que no estabas sola en la habitación?.
YO - ¿Qué quieres decir? Me estás poniendo nerviosa.
ELLA - No puedo identificarle pero está detrás de ti
YO - Por favor para
ELLA - No se mueve casi, no te asustes, déjame observarle.
YO - Estoy asustada.
Ahora sí que lo estaba. Miraba la ventana. Oscuridad total. No me atrevía a girarme hacia atrás. ¿Y si veía algo que no quería ver? ¿Y si allí estaba mi amiga? ¡u otra persona! Eso aún era peor... comencé a notar un nudo en la garganta. Hubiera querido ser más valiente o más cobarde y llorar, pero estaba estancada en mi propia lucha para creer o no creer.
ELLA - ¿Notas frío a tu alrededor?
Su pregunta me llegó casi cuando estaba a punto de apagar el ordenador y encender la luz del techo para meterme rápidamente en la cama y olvidarme del tema.
YO - Estamos a más de 30 grados.- Le informé.
ELLA - Ok. Es que no consigo entrar en él.
YO - ¿¿¿EL??? ¿entrar??
ELLA - Se muestra como una estatua por eso no me deja descubrirle. No sé si es bueno o tiene malas intenciones. Sólo sé que está ahí, estático.
YO - Yo no veo a nadie... esto no me gusta.
ELLA - Ya te dije que no te asustarás, cielo. Además, yo estoy contigo.
YO - Sí, a miles de kilómetros de distancia.
Entonces lo noté. Una especie de roce helado, como si hubieran puesto una mano sobre mi brazo. En la zona donde la sentí el pelo de mi brazo se erizó. Completamente en alto. El resto de mi cuerpo no notó nada.
YO - ¡Está pasando algo!
ELLA - ¿Qué??
YO - He sentido un frío helado en mi brazo.
ELLA - Tranquilízate.
YO - Se me ha erizado el pelo, tengo una extraña sensación.
Comenzaba a ser pánico.
ELLA - Cielo, tranquila, hazme caso.
YO - Esto es muy raro
YO - Estoy asustada
YO - Necesito tranquilizarme, estoy.... joder!
YO - joder joder joder joder joder
ELLA - ¿Quieres dejar de escribir?
YO - joder joder joder joder joder
ELLA - Te va a dar una taquicardia, tranquilízate.
Y entonces noté un soplo frío en un mi cuello, como si me hubieran tirado el aliento.
YO - ¿Qué significa el frío del que me hablabas?
ELLA - El frío lo transmiten los muertos cuando se acercan, generalmente algo enfadados o...
YO - ¿OOOOOO??????????
ELLA - violentos
YO - ¿VIOLENTOS?????
YO - Joder ayúdame, qué hagooooooooo?????
ELLA - Tranquilízate, yo no lo he visto moverse.
YO - ¡Haz algo!
ELLA - Cielo ¿quieres tranquilizarte?
YO - ¡Hay alguien conmigo joder! Tengo un muerto tirándome su aliento en mi espalda, estoy acojonada estoy asustada estoy llorando
ELLA - Cielo.... ¿te importaría escucharme? Deja de escribir y lee esto
Hice un esfuerzo. Para mí escribir suponía no mirar atrás y leer palabras, ya fueran suyas o mías, sentirme menos sola en mi habitación.
ELLA - No hay nadie, cariño.
YO - Lo dices para tranquilizarme.
ELLA - NO HAY NADIE
YO - Está aquí, lo siento, lo presiento lo notooooooo
ELLA - Ok. Escúchame. Era broma.
YO - ¿Broma????
ELLA - Quería demostrarte que no existen los incrédulos, cálmate por favor. Yo no veo nada, es cierto que a veces tengo visiones premonitorias, como cuando han llamado a la puerta, pero no puedo obligarme a ver a nadie.
YO - pero yo siento algo
Esto último lo escribí con lágrimas en los ojos y más asustada que nunca.
Sus palabras no me tranquilizaban. Las lágrimas a veces me impedían leer bien pero me las quitaba restregándome en segundos los ojos o apretando los párpardos para que salieran disparadas y dejaran de molestarme.
ELLA - Voy a llamarte por teléfono.
Pocos segundos después sonaba el timbre del teléfono. ¿Había hecho ella misma una conferencia para convencerme de que no existían las videntes ahora que ya me lo había creído?. Fui a descolgar pero ocurrió algo que congeló mi mano en el aire.
ELLA - Cielo, no puedo llamarte sin desconectar esto. Sólo tengo una línea. ¿Puedo llamarte o prefieres que sigamos aquí?
Cuando ya tenía puesta la mano en el auricular ví su privado. ¿Cómo podía escribirme y llamarme a la vez? Miré el identificador de llamadas antes de descolgar. No había número, era anónimo. No era ella. Eso lo tenía claro después de haber visto el privado.
Respiré hondo y dudé entre contestar al privado o descolgar el teléfono. Me decidí por la llamada.
- Dígame.
- Tu amiga va a a morir mientras tú escuchas este mensaje.
Jamás había sentido tanto miedo y jamás en mi vida mi corazón había dado un vuelco tan grande ni mis piernas –aún sentada- me habían fallado con tal rapidez. Me hice de mantequilla. Comenzó a darme vueltas la habitación y luché por recuperar el aliento.
De pronto la línea se cortó y comenzó el molesto pitido de “comunicando”.
Solté el auricular como si me quemara en las manos.
Volví rápidamente al chat, al privado. Tecleé tan rápido que lo escribí todo mal.
YO - ?ESta`s ahí´?
YO - respondeeee!!!!

YO - responde por favvor!!!!
YO - ¿no me lees¿¿¿
YO - DI ALGOOOOOOOO
Histérica, cogí mi agenda y marqué su número de teléfono. Yo sí tenía dos líneas y
podía permitirme permanecer en internet mientras le llamaba. Conseguí comunicación
con el extranjero y esperé... esperé nerviosa, mordiéndome el labio, más agitada que
entera, más asustada que nunca... prácticamente bailaba en mi asiento.
Pero no contestaba.
Colgué furiosa pegándole tal golpe al auricular que pensé que me habría cargado el
teléfono. Volví al privado y traté de que mi amiga respondiera. No lo hacía. Al
final apareció un mensaje en mi privado. En su ventana.
ELLA - Ahora sí te veo. No tengas miedo. Sólo me quedaré un momento.
Sentí un escalofrío que me recorrió la espina dorsal. El chat me indicó que tras
escribir esa última frase, mi amiga había salido del chat. Ya no estaba allí. No se

había despedido de nadie, ni de mí, ni del resto de los miembros del chat. Había
desconectado.
Miré fijamente la pantalla que sólo se movía ahora en el chat general. Ni siquiera

sé de qué estaban hablando. Para mí todas las líneas no tenían significado, sólo
podía mirar su último comentario del privado. “Ahora sí te veo. No tengas miedo.
Sólo me quedaré un momento”.
Entonces lo entendí.
Comencé a llorar desesperada.
Mis manos corrieron a mis ojos y lloré sofocada, entendiendo que mi amiga había
muerto, que era yo la que había tenido el presentimiento y la premonición, y que
ahora ella estaba a mi lado. Esta extraña comprensión me hizo girarme y mirar mi
habitación vacía. No quería creer que no estuviera allí. No podía, no después de
todo....
Una caricia, tan suave que apenas era como un suspiro, acarició mi cabeza.
Transmitió tal cantidad de paz que lejos de asustarme me relajó. Mis lágrimas
continuaron cayendo por las mejillas. Ya no las secaba. Miraba al vacío sabiendo que
ella estaba frente a mí.
- ¿Qué te han hecho? . –Pregunté al aire.
- Pssss.
Respiré hondo al escuchar ese sonido. Era como cuando era pequeña, tenía miedo y mi
madre ponía su dedo en la boca y soplaba para que olvidara el tema y pensara en
cosas bonitas.
Ladeé triste la cabeza. La paz de su caricia no me abandonaba pero sabía que éste
sería nuestro primer y último encuentro sin el ordenador de por medio. Me tembló el
labio.
- Te echaré de menos.

En ese momento en el ordenador hubo un movimiento general. Se minimizó el chat, se
abrió solo un tratamiento de textos, y apareció una corta frase en una página en
blanco:

Y YO A TI.