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sábado, 27 de febrero de 2010

el juego de la muerte parte 3


Sandra miró atentamente los vasos. Su primera reacción fue la de mover el segundo y el cuatro vaso lleno e intercambiarlos por el segundo y el cuatro vacío pero, cuando estaba a punto de hacerlo, se dio cuenta del error.

-¡Serás cabrón! Nada dice que no pueda volcar el contenido de un vaso lleno en uno vacío ¿nooooo? Es decir, con mover los dos llenos y volcarlos en los vacíos hay suficiente ¿no?

Nadie contestó. Con la frente llena de sudor, Sandra tomó el segundo vaso lleno y lo volcó en el segundo vacío e hizo lo mismo con el cuatro.

Nuevamente aquella voz metálica y grave resonó en la habitación.

-¡Correcto! Chica lista...

La puerta se abrió y Sandra entró en la habitación colindante. Esta vez, tras la nueva puerta, una desagradable sorpresa la esperaba. Se asomó y sólo entrar vio en el suelo el cuerpo putrefacto de una mujer a la que le faltaban dos dedos. Sandra apretó su espalada contra la pared y empezó a chillar completamente fuera de sí. Indudablemente, no era la primera vez que Jorge hacía aquello. Por un segundo trató de mantener su cabeza fría. Debía sacar provecho de aquello, pensó. Miró con disimulo a la chica y vio en el suelo uno de los dedos amputados. Quizás, si se hacía con él podría emular el corte de uno propio.

-¿Vas a ser igual de necia que ella? Dijo aquella siniestra voz. ¿A qué esperas?

Tratando de sacar fuerzas de flaqueza Sandra miró al frente, donde se encontraba la cómoda. Se acercó tratando de arrastrar sutilmente con su pie, tras de si el dedo. Luego abrió el primer cajón. En el había un papel y un lápiz. Tomó el papel y leyó.

En un cuadro de tres casillas por tres, coloca todos los números del 1 al 9 de modo que tanto en vertical, como en horizontal, o en diagonal, la suma de los tres números alineados dé siempre la misma cifra.

Sandra tomó el reverso del papel y empezó a disponer las cifras. Los nervios estaban haciendo mella en ella y mientras, iba viendo como la vela se consumía inexorablemente.

-Dos mas siete...mas seis...

La vela seguía reduciendo su tamaño y Sandra seguía sin encontrar la combinación numérica correcta. Cuando apenas quedaba lumbre Sandra dio con la solución pero, en vez de darla, esperó con cautela a que la vela se apagase por completo. Era su única oportunidad para coger aquel dedo del suelo. Por fin la vela se extinguió y en un gesto ágil y raudo Sandra tomó aquel deshecho del suelo y lo introdujo en el bolsillo delantero de su pantalón.

-¡Ya lo tengo! La combinación por filas es 2,9,4,7,5,3,6,1,8 y la suma da siempre 15.

-La respuesta es correcta pero...¿Qué has tomado del suelo Sandra?

Sandra empezó a temblar como una hoja. Las cámaras debían tener visión nocturna, pensó.

-Nada, tan sólo estaba poniéndome bien la sandalia. Me hacía daño.

Si quería cerciorase de la realidad tendría que dar la cara y eso podía darle una oportunidad de escapar. No tenía otra forma de averiguar si había cogido algo del suelo.

- Espero por tu bien que no trates de mentirme. Por cierto, las siguientes pruebas ya no van a ser tan sencillas. Vete despidiendo de tus dedos..ajajjajajaj.

La penúltima puerta se abrió y Sandra avanzó hasta la siguiente habitación. Nuevamente, abrió el cajón superior de la cómoda y tomó el papel y el lápiz que allí se encontraban.

Esta es una prueba matemática. Deberás encontrar un número de varias cifras de modo que, al mover el último dígito de este número delante del primero, el número resultante sea el doble del anterior.

-¡No es justo! ¿Acaso crees que en este estado puedo resolver esto? Exclamó Sandra rota por la angustia.
-Tienes tooodooo el tiempo del mundo. Contestó en tono irónico aquella voz.
-¡Sabes que es imposible!

Desesperada Sandra empezó a probar números al azar. Se sentía incapaz de pensar. El cansancio y los nervios habían hecho mella en ella. Miró de soslayo el cuchillo del cajón y empezó a pensar cómo iba a hacer el cambio con el dedo de la muerta. Esperaría nuevamente a que la vela se apagase. Aunque la cámara tuviese visión nocturna existía un segundo de cambio en que la visión, nunca es igual de nítida. Trató de colocarse de lado de forma que, con la mano que quedaba fuera de la vista de la cámara pudiese extraer el dedo y tenerlo preparado.

-No lo sé. Me rindo. Soy incapaz de solucionarlo. Dijo entre lloros tratando de que aquel loco se apiadara de ella.

2 comentarios:

Sandra dijo...

¡¡¡Buaaaaahhhh!!! ¡¡¡¿¿¿Por qué tenía que llamarse Sandra???!!! T-T ¡Te juro que como le pase algo a la pobre chica... no sé qué te hago!

Andi (앤디) dijo...

¬¬ no voy a decir nada